jueves, 8 de septiembre de 2011

De creación de empleo y otras miserias (I)

Rubalcaba sabe como crear empleo, pero os jodéis que no os lo dice. Hay que tenerlos gordos, muy gordos, para dejar España como un solar y soltar alegremente que el PSOE sabe perfectamente lo que tiene que hacer para crear empleo, aunque claro, no nos lo van a decir hasta que pasen las eleciones generales y ellos ganen. Suele pasar en las mejores familias. Ahora que las hostias llegan desde todos los flancos, los presuntos socialistas entierran el color rojo y se disfrazan de azul, ya sea decorando los fondos de decorado en mítines electorales o calzándose el candidato una corbata digna de los malos para aparecer en televisión intentando despistar al subconsciente del español medio que, aunque es bastante gilipollas, a estas alturas ya sabe de sobra quién es quien.


Por si el invento no les funciona -suponiendo que ellos mismos se crean que engañan a alguien-, ahora les da por pasear, escopeta de feria en mano, el discurso del impuesto a los ricos y a la banca a modo de contraataque hacia el PP que ha dicho que de tocar a los millonetis, ni hablar. Lo veo comprensible ya que son la derecha y la derecha ya se sabe de qué pié cojea. Coño, al menos no nos engañan como estos socialistas aficionados al marisco y los licores extravagantes, a medio camino entre Hugo Chávez y Hugo Boss, que presentan a un candidato con más de un millón de euros de patrimonio. Coño, qué rojerío más fino, la hostia.

Pero por si las soplapolleces del candidato "A" no fueran lo suficientemente cómicas, al candidato "B" se le pone tiesa y en medio del calentón promete crear 3.500.000 empleos y 1.000.000 de nuevos empresarios.

Yo no sé en donde venden estos sombreros de mago repletos de conejos sonrientes que aparecen a placer de los señores ilusionistas pero sospecho que en la misma tienda en la que no hace muchos años un lunático compró el suyo y prometió el pleno empleo.


Hay que reconocer dos cosas. La primera, que estos tíos tienen un buen par de cojones cojones... de cojones para salir a la calle con la sonrisa en la cara sin temor a que cualquier persona con dos dedos de frente y una piedra en la mano les condene a alimentarse con una pajita durante seis meses. Y la segunda, que en un ruedo como el español es muy fácil torear en vista de lo manso que está el ganado y lo mellados que tenemos los cuernos. No me extraña que se rían de nosotros y luego se junten en la primera marisquería que pillen y se fundan en abrazos y carcajadas.

Como dice un buen amigo mío, no tenemos cojones ni flechas.

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